En todo proceso formativo existe un beneficiado y una entidad o persona que imparte dicha formación. Hasta ahora, hemos tratado el proceso de inscripción y los documentos requeridos a las empresas que buscan beneficiarse de la formación bonificada. También hemos definido los pasos para que el autónomo pueda acceder a esta. En el presente artículo vamos a enfocar la formación bonificada desde la otra perspectiva: cómo inscribirse en el registro estatal de entidades formativas.
La organización que busca impartir la formación programada debe atenerse a unos requisitos mínimos y presentar formalmente una solicitud para el registro estatal. A continuación te explicamos el proceso de inscripción, los requisitos y los beneficios de impartir formación bonificada.
¿Quiénes pueden impartir formación bonificada?
Antes de explicar cómo inscribirse en el registro de entidades formativas, primero debemos enumerar aquellas empresas que pueden adscribirse a este tipo de formación. Según la legislación vigente, las entidades que pueden impartirla son:
- Empresas que desarrollen acciones formativas para sus propios trabajadores o para desempleados. Podrán utilizar sus propios medios o contratarlos en el caso de que sea necesario.
- Las Administraciones Públicas competentes en materia de formación profesional para el empleo. Puede ser a través de centros propios o mediante convenios con entidades públicas que estén inscritas para la formación. En este caso no puede ocurrir la subcontratación de la actividad, exceptuando el contrato de personal docente.
- Las entidades de formación, públicas o privadas. Todas estas deben estar inscritas en el registro estatal que explicaremos a continuación.
Cabe destacar que podrán inscribirse las empresas que operen de forma presencial, mediante teleformación o bien de forma mixta. Un ejemplo de ello, es INESEM Business School, que oferta bonificación bonificada en modalidad online a través de una plataforma propia.
¿Qué requisitos deben cumplir las empresas para inscribirse en el registro estatal?
Aquellas empresas que están interesadas en impartir este tipo de formación, deben estar inscritas en el correspondiente registro de entidades. Es el primer requisito indispensable que debe cumplir cualquier empresa de formación. La entidad competente para el registro es la Administración pública, en concreto, el SEPE (Servicio Público de Empleo Estatal), en caso de formación online; y la Comunidad Autónoma, en el caso de formación presencial.
También debe tener en cuenta, que este tipo de registro debe realizarse cuando las acciones formativas que se ofrezcan no sean especialidades ni certificados de profesionalidad. Para este concepto, existe otro procedimiento distinto al cómo inscribirse en el registro estatal de entidades formativas.
Asimismo, en la web oficial de la FUNDAE, se presentan los requisitos mínimos que toda empresa de formación debe cumplir. Dichas disposiciones aparecen en la Ley 30/2015, que regula el Sistema de Formación Profesional para el empleo.
Obligaciones para registrarse como entidad formadora
- Cumplir con la impartición de la acción formativa en el espacio y con los medios acreditados e inscritos.
- Deben realizar un correcto seguimiento de los alumnos y actualizarse para mantener el sistema formativo y las herramientas de evaluación.
- Permitir que se realicen auditorías por parte de la Administración competente. El resultado se incluye en el registro estatal.
- Mantener en el tiempo la calidad del equipamiento, instalaciones y medios humanos que se alegó en el momento de la inscripción al registro.
- Contactar con la Administración Pública cuando se produzcan cambios significativos en la empresa. Modificación de la forma jurídica, traspaso de titularidad, o cualquier otra información de relevancia.
- Colaborar en los procesos de selección de participantes y para su inserción en el mercado de trabajo cuando sean desempleados.
En el caso de que alguna entidad formativa incumpla estos requisitos, la Administración pública competente podrá acordar su baja en el registro estatal de entidades formativas.
Aspectos formales de la inscripción en el registro estatal de entidades de formación
Cuando se aseguren los requisitos mínimos de las entidades formativas, el siguiente paso es realizar la inscripción.
El registro de las empresas impartidoras de formación bonificada se resume en la presentación de una declaración responsable. El objetivo es que exista una prueba fehaciente de que la empresa se compromete a impartir dicha formación y a cumplir con las obligaciones.
Modelo de declaración responsable
Los puntos más importantes para conocer cómo inscribirse en el registro estatal de entidades formativas son:
- La inscripción se realiza a través del modelo de declaración responsable, accesible desde la página web de FUNDAE, en el apartado de “Inscripción sin especialidad”.
- Existe la posibilidad de que esta declaración responsable sea presentada por una entidad que imparte formación organizada por una entidad externa. También puede ser presentada directamente por las entidades que organizan e imparten la formación.
- Otro de los documentos requeridos en la declaración responsable es el certificado de persona jurídica o física, según sea el caso de una empresa o el de un autónomo.
- En el momento de presentar la solicitud, la entidad debe estar dada de alta en el fichero de Entidades Comunes. Este registro se puede realizar a través de las oficinas de empleo de cada una de las Comunidades Autónomas.
- Cuando ya se ha realizado la presentación de inscripción, la entidad recibirá un código único que servirá de comprobante de su registro.
¿Por qué impartir formación bonificada?
Cuando se ha presentado la inscripción en el registro estatal, la empresa ya está habilitada para comenzar la actividad. Esto agiliza y permite adherirse a un gran número de empresas al programa de formación bonificada. Con ello se consiguen efectos positivos, tanto para las empresas que imparten formación, como para los trabajadores que la reciben:
- Mayor variedad de acciones formativas y entidades que la impartan.
- Mayor competencia que repercutirá en un aumento de la calidad.
- Beneficios en términos de productividad y motivación laboral.
En definitiva, la formación bonificada mejora el entorno empresarial y de trabajo de los empleados. Al mismo tiempo, ofrece una oportunidad de negocio para las entidades que la imparten.
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